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Humedades
El agua está presente en nuestra vivienda, ya sea circulando por las tuberías y desagües, en los electrodomésticos, hasta el propio aire la contiene contiene en forma de vapor, por lo que la mayoría de las soluciones para los problemas que plantea el agua, o la humedad, son de tipo preventivo.
Identificación de humedades
Comúnmente llamamos humedades a las manchas provocadas por el agua en paredes o techos. Para poder identificarla correctamente, es necesario tener en cuenta 3 factores:
– Forma: la manera de manifestarse, ya sean manchas de humedad, goteo, moho, o directamente encharcamiento.
– Circunstancia: las condiciones recurrentes a su aparición: en periodos de frío, cuando llueve, al abrir un grifo, e incluso si se produce olor.
-Ubicación: detrás de los muebles, en el techo, debajo de una ventana, un pilar cercano a la fachada, …, es importante ver qué rodea a la humedad para localizar su procedencia.
Con estos datos, procedemos a diagnosticar la causa y su tratamiento:
Humedad por capilaridad
Suelen afectar en mayor medida a muros de fachada, tanto por el exterior como por el interior, a nivel del suelo, marcándose longitudinalmente, en caso de proceder directamente del suelo, o en un punto localizado, si es causa de la rotura de una tubería.
En el exterior se manifestan con la aparición de una mancha, que puede llegar hasta los 80cm de altura, y abarca la fachada en su totalidad, con la posible aparición de musgo. Además, en épocas invernales, se pueden formar microcristales de hielo que producen la erosión de la superficie. En cambio, dentro de la vivienda se crean bolsas en la pared que llegan a desprender la pintura de la pared, así como la aparición de moho.
Estas humedades se manifiestan sobretodo en épocas de lluvias y surgen por la falta de una barrera de corte capilar que impida la ascensión del agua por el muro. Poner revestimientos cerámicos como azulejos a modo de friso hacen que la humedad siga subiendo, provocando aún más daños.
Para solucionarlo hay que actuar en dos frentes, la impermeabilización del muro en contacto con el suelo, mediante la inclusión de láminas o morteros epoxi (ver en Amazon), y la ventilación del muro, realizando de aberturas que permitan la circulación del aire por su interior y el empleo de morteros que favorezcan la evaporación del agua, así como el uso de pinturas minerales de silicio (ver en Amazon), extremadamente duraderas y muy permeables.
Filtraciones
El agua se nos puede colar por fisuras en la fachada, por el tejado, una terraza mal impermeabilizada, o una tubería deteriorada; una infinidad de sitios, sin embargo, la señal que dejan suele ser muy similar, como si de un tronco se tratase, estas humedades dejan una serie de manchas en forma de anillos concéntricos.
El problema es que la aparición de los surcos de humedad y el punto de acceso o de fuga del agua no tiene porqué estar cerca, ya que ésta puede discurrir silenciosamente por las cámaras de aire, pasos de instalaciones, forjados, y demás elementos constructivos hasta encontrar el punto en el que poder manifestarse. Un atasco en una arqueta o en una bajante puede conllevar el desbordamiento de aguas residuales por las uniones de las tuberías.
Para ayudarnos a localizar el origen de la filtración podemos utilizar cámaras endoscópicas (ver en Amazon), que nos ayudaran a ver en falsos techos, bajo los muebles de la cocina, hasta podremos introducirla por sumideros y tuberías, permitiendo desobstruirla en caso de atasco menor. Otra herramienta muy útil, sobre todo para manchas de humedad muy grandes o esparcidas, es el empleo de humidímetros (ver en Amazon), que nos permiten comprobar dónde es mayor el grado de humedad, además la usaremos una vez reparada la filtración para asegurarnos que realmente ha quedado solucionado.
Humedades de condensación
Son bastante comunes, se suelen manifestar en épocas frías, sobre ventanas o en paredes mal aisladas, zonas con mala ventilación, como detrás de los muebles, y en estancias cercanas al baño o a la cocina. Las estufas de gas, secar la ropa dentro de casa, o no ventilar al menos una vez al día aumenta notablemente el riesgo de aparición de esta humedad.
Para entender por qué se produce la condensación vamos a poner un ejemplo: cuando en verano sacamos una botella de agua fría de la nevera, observamos como poco a poco comienzan a aparecer pequeñas gotas de agua en la superficie. Esto se produce porque el vapor contenido en el aire (humedad relativa) varía en función de su temperatura, cuanto más frío, menos vapor admite, transformando el exceso en agua líquida; de ahí que al entrar en contacto con una superficie fría, el aire condense, produciendo la humedad.
Aquí podemos ver la misma representación que en la botella, gotas o manchas de humedad en forma de puntos dispersos que normalmente se acompaña de moho negro.
En superficies como ventanas puede llegar a escurrir, provocando surcos en los laterales y en la parte de debajo de la misma, dañando el yeso si no se soluciona la condensación.
Si padeces de este problema, te recomendamos que te pases por el post “Ventanas. Tipos y materiales”, y puedas elegir el tipo de carpintería que mejor se adapte a tu vivienda, y así solucionar los problemas relacionados con la condensación en carpinterías.
Herramientas para detectar humedades
Para encontrar las zonas de condensación se puede emplear un humidímetros (ver en Amazon), e ir midiendo las zonas que se mojan, ya que en las primeras fases no tiene porqué aparecer moho.
Otra herramienta muy útil son los termohigrómetros (ver en Amazon), los cuales se colocan en la pared y registran la humedad y la temperatura, proporcionándonos el punto de condensación (o de rocío). De esta manera podremos ver si se puede solucionar mediante el simple cambio de hábitos, como un mayor nivel de ventilación, o si es necesaria una intervención constructiva, normalmente, colocando aislante para evitar ese punto frío y que no condense.
Podemos recurrir a pinturas antimohos (ver en Amazon), y evitar la aparición de manchas. Es un producto que deberemos usar si tenemos una aparición de mohos leve; si es algo muy extendido y recurrente, aunque no aparezcan manchas, la pared puede terminan deteriorándose.
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Te recomendamos:
Grietas y fisuras
En primer lugar, debemos distinguir entre grietas y fisuras. Sin ponernos muy técnicos diremos que la fisura se produce cuando la rotura afecta únicamente al acabado superficial; por otro, lado la grieta afecta, o atraviesa, el elemento en su totalidad. Por ello, si tenemos una grieta en un elemento estructural como muros, forjados, o columnas, deberemos ponernos inmediatamente en contacto con un técnico que evalúe la integridad mecánica del edificio.
Para poder determinar el motivo que ha producido la grieta, es importante tener varios factores en cuenta:
-Observar con qué otros elementos interactúa: partes del edificio que dilatan, que asientan, e incluso que con el paso de los años adquieran una funcionalidad con la que no fue proyectado, como por ejemplo un tabique que entra en carga.
-Analizar el tamaño: Si continúa creciendo, y con qué velocidad lo hace; si se abre y cierra en función de la estación del año, ya que las épocas de lluvias y sequía, como el frío y el calor producen movimientos en el edificio.
-La forma: la dirección en la que se «mueve» nos dice bastante sobre qué está provocando la grieta o fisura..
Una vez analizados todos los factores, tenemos que determinar si la grieta está activa, para ello se emplean testigos. Los testigos son pequeños rectángulos de 5x10cm de yeso que se colocan en perpendicular a la dirección de la grieta, así veremos si continúa abriéndose, o por si lo contrario se ha estabilizado y podemos proceder a su reparación. Es aconsejable anotar la fecha en la que se colocaron para un mejor control.
Con todos los datos, procedemos a analizar las posibles causas y soluciones según dónde hayan aparecido:
Grietas y fisuras en suelos
Se producen principalmente o por un asiento del soporte, o por movimientos de dilatación y contracción, a continuación detallamos cada uno de los casos:
Grietas por asiento del soporte
Ya sea el propio terreno o el forjado. Aquí es importante estudiar si se encuentra estabilizado, podemos usar un pie de rey para controlar si aumenta, se mantiene, o disminuye. En épocas de lluvias determinados terrenos, especialmente los arcillosos, se hinchan, y al volver a periodos más secos recuperan su volumen.
En caso de seguir en aumento, si se trata de un solado apoyado directamente en el suelo, habría que colocarle drenajes, y si fuese necesario, realizar inyecciones para mejorar la resistencia del terreno. Para baldosas sobre un forjado, podría llegar a ser necesario un recalce de la cimentación, o un refuerzo de las vigas. En cualquier caso, para grietas activas siempre es recomendable ponerse en manos de técnicos que estudien cada caso particular.
Si la grieta se encuentra estabilizada, o es cíclica, retiraremos las piezas dañadas y limpiaremos el soporte, después pondremos una lámina cuya función será la de desligar las nuevas baldosas del soporte, para que si se volviesen a producir movimientos, estos no se sigan transmitiendo; sobre la lámina aplicamos cemento cola y fijamos la nueva pieza.
Grieta por dilatación o contracción del material
Los cambios de humedad y de temperatura producen una variación de las dimensiones de los materiales, si no tiene posibilidad de moverse con libertad se levantará o partirá. No se debe confundir está lesión con la que pueden producir las raíces de los árboles.
Para tratar los suelo levantados, primero quitaremos las piezas afectadas y las reemplazaremos por otras piezas, o las mismas si no están rotas, pero las cortaremos 2cm, creando una junta longitudinal que posteriormente rellenaremos con masilla de sellado, un material flexible y duradero. Para evitar problemas, en exteriores, las juntas de dilatación deberían colocarse cada 5 metros.
Grietas y fisuras en paredes
Al igual que en el caso anterior, si la grieta o fisura sigue activa, es decir, aumenta de tamaño, deberemos contactar con un técnico que evalúe el comportamiento mecánico del edificio.
Vamos a analizar las grietas en paredes según su forma:
Grieta horizontal
En fachadas suelen aparecer en los cantos del forjado, producido por la dilatación del mismo. Para evitarlo sería necesario retirar el emparchado que lo recubre y poner en toda su longitud una pieza de poliestireno o algún otro material que ayude a absorber los empujes.
En paredes interiores pueden aparecer aproximadamente a la mitad de la altura por haber entrado en carga sin estar preparada para ello. Aunque se encuentre estabilizada sería aconsejable que un profesional estudie el comportamiento de la estructura.
Grieta vertical
En fachadas son muy comunes por la dilatación de una de las caras, normalmente orientada al sur o al oeste sobre la cara norte o este. Son grietas alargadas que se van pronunciando a medida que vamos subiendo por la fachada. Para sellarla deberemos emplear una masilla rellenadora de juntas, y si además queremos lucirlo con cemento, monocapa, o similar, tendremos que poner una malla.
En tabiques interiores pueden aparecer porque algún elemento está «apoyando más de la cuenta» de forma puntual, normalmente aparecen debajo de vigas.
Grieta inclinada
Pueden aparecer en esquinas (medio arco) o en medio de la pared (arco entero). Normalmente se producen por asientos, por lo cual habrá que controlarla para verificar si ya está estabilizada o si se encuentra activa. Si no aumenta, se podrá rellenar con la masilla para juntas; en caso de continuar creciendo se deberá poner en conocimiento de un técnico para que estudie el caso.
Fisuras irregulares
Comúnmente tiene forma de mapa, aunque pueden aparecer en cualquier dirección, dependiendo si la superficie en la que aparece tiene un lado más largo que otro . Surgen a los pocos días de aplicar una pasta, ya sea de cemento, yeso, cal, o derivados. Estas se deben a la retracción durante el fraguado, debido a dosificaciones muy ricas o muy secas, influyendo en gran medida la humedad ambiental, por ello es recomendable humedecer la zona tanto previamente como posteriormente a la aplicación de estos materiales. Si nos han aparecido este tipo de fisuras, lo único que tendremos que hacer es aplicar de nuevo en las zonas afectadas, con una pasta más líquida, para que rellene correctamente y quede un acabado uniforme.
Óxido y corrosión
Para poder tratar el óxido y la corrosión, en primer lugar tenemos que diferenciar cada uno de los procesos, aparentemente iguales, pero bastante diferentes:
Óxido. Causas y tipos de oxidación.
Se produce cuando las moléculas metálicas captan oxígeno (reacción conocida como «redox») formando una capa superficial de óxido de dicho elemento metálico; en la mayoría de casos, esta capa sirve como protección para dicho material, evitando su deterioro, llegando a ser un método muy común para la protección de los metales; este proceso se denomina «pasivación», y se emplea, por ejemplo, en el acero, al que se le aplica cromo o zinc, los cuales poseen mucha facilidad para oxidarse, y así crear la capa protectora, dando lugar al acero inoxidable o acero galvanizado, respectivamente; también sucede en el aluminio, cuya capa exterior de apenas unos nanómetros de espesor se oxida con gran rapidez.
Si el metal no tiene ninguna capa de protección, o es inadecuada, puede captar el oxígeno de dos formas:
-Oxidación aérea: es la más común, opteniendo el oxígeno del aire.
-Oxidación sumergida: puede ser tanto en materiales en contacto directo con el agua, como con elementos porosos, como puede ser tierra, morteros, o madera.
Corrosión. Causas y tipos.
Es un proceso en el que se forma una pila electroquímica entre el metal, y otro elemento contíguo. El metal con menor potencial cede sus electrones (pérdida de material) al de mayor potencial, por lo que, a menor potencial, mayor corrosión.
Estos son unos ejemplos de los potenciales de algunos metales:
aluminio: -1,67
acero galvanizado (zinc): -0,76
hierro: -0,44
acero inoxidable (cromo): -0,42
cobre: +0,16
Por ello, la corrosión se puede deber a:
-Par galvánico: se produce por contacto entre metales con distinto potencial eléctrico. Es muy común en calentadores de agua: la unión del serpentín de cobre del calentador con el galvanizado del latiguillo. Por ello se debe instalar una rosca de plástico en la unión que evite el contacto entre ambos.
-Aireación diferencial: cuando un metal se humedece constantemente en determinadas zonas, y las colindantes permanecen siempre secas, se produce una pila electroquímica entre la zona húmeda y la seca. Es común en tuberías metálicas en las que circula agua por su interior, o en chapas colocadas a la intemperie, que al mojarse, la parte exterior se seca antes por la acción del sol y el viento, mientras que la cara interna permanece húmeda más tiempo.
El problema llega en el caso del hierro, y por consiguiente, del acero (generalizando, el acero es 98% hierro, 2% carbono). La capa de óxido no proteje al material soporte (no produce pasivación), y al humedecerse se forma hidróxido que tiene un potencial distinto, generándose corrosión con el hierro adyacente y acelerando la pérdida de sección del elemento.
Además, el hidróxido es muy expansivo, produciendo daños importantes en los elementos como forjados, pilares, o muros armados.
Eliminar el óxido y la corrosión
Normalmente los elementos metálicos instalados en nuestras viviendas se encuentran correctamente protegidos, por lo que la oxidación y la corrosión suelen ser una lesión secundaria, originada por un problema de humedad, por lo que te recomendamos que visites la página de humedades para solucionar el problema principal.
Una vez eliminada la causa, en el caso del óxido procederemos a limpiarlo, para ello utilizaremos un cepillo con cerdas metálicas, si no sale del todo, podemos recurrir al viejo dicho sobre que «la Coca-Cola quita el óxido», y es que ciertamente lo limpia ya que el carbono que contiene reacciona con el óxido formando dióxido de carbono; pero en nuestro caso haremos una pasta con bicarbonato y agua, y la aplicaremos sobre la zona a tratar, frotándolo con un paño o un cepillo de dientes.
Para la corrosión, se trata de evitar que continúe el contacto entre los materiales, introduciendo separadores, como los antes mencionados. Para los casos de aireación diferencial, protegeremos la cara húmeda para evitar su exposición prolongada al agua, podemos favorecer su ventilación, o proporcionarle un poco de inclinación en caso de encharcamiento, si se encuentra empotrada en el suelo o paredes, como es el caso de las rejas y barandillas, sellar las uniones para evitar el acceso de agua. Dado que en la corrosión el material pierde sección, si se encuentra muy deteriorado tendremos que prodecer a su sustitución.
Tratar el metal. Pinturas antióxido
Una vez actuado sobre la causa, y restauradas las piezas, podremos proceder a tu tratamiento. Como hemos visto al principio, los metales al oxidarse se autoprotegen al pasivarse, pero en el hierro y algunas de sus aleaciones, como el acero, será necesario emplear pinturas que lo protejan de la humedad. Antes de pintar tenemos que aplicar un decapante para quitar los restos de pintura, y así poder aplicar el producto correctamente.
En el mercado podemos encontrar productos orgánicos: como pinturas impermeables, lacas, cauchos, o resinas sintéticas; normalmente requieren una base o imprimación que mejora su adherencia, y deben ser tratados nuevamente cada 3-5 años.
Por otro lado se puede aplicar una capa de otro metal que lo proteja, estos sistemas son más duraderos. En este caso las pinturas de estaño son una de las mejores formas de tratar elementos metálicos contra su oxidación; aplicándose directamente con rodillo o pistola.
Manchas y mohos
Antes de proceder a limpiar las manchas o mohos que nos han aparecido en suelos, paredes o techos, tenemos que localizar su origen para asegurarnos de su correcta eliminación, ya que de nada sirve tratarlo si no solucionamos la causa que lo provoca.
Moho negro
Pequeñas manchas negras que salen normalmente en épocas frías, detrás de muebles, en rincones, o entre la pared y el techo. Se trata de una humedad por condensación, la cual te contamos cómo tratarla aquí.
Una vez tratada la causa, el procedimiento de limpieza es muy simple: una vez haya pasado el clima invernal, o si prefieres no esperar puedes aplicar calor seco en la zona con un calefactor de aire, pasamos un paño humedecido con amoniaco sobre el moho. Si el moho es reciente, y no lleva ahí años, cosa común en zonas poco accesibles como detrás de armarios o muebles voluminosos, se quitará sin problemas, quedando la zona completamente limpia.
Cómo se especifica en el post sobre humedades, no es recomenble emplear pinturas antimohos si no se trata previamente el origen de la condensación, ya que ésta puede dañar la capa de pintura, así como afectar al los muebles cercanos.
Moho blanco. Eflorescencias
Pueden salir en suelos, paredes, y techos, principalmente en elementos porosos como ladrillos, cemento, o cal. Los materiales empleados en construcción contienen sales (carbonato cálcico) de forma natural; en presencia de humedad, que puede ser tanto capilar, por la rotura de una tubería, e incluso el mismo agua empleada durante la obra, que discurre por los capilares formados en los materiales hasta salir a la superficie, disolviendo las sales en su transcurso y cristalizándose en la superficie al evaporarse, formando esta especie de moho blanco llamado eflorescencia.
Al tratarse de sales hidrosolubles se pueden limpiar símplemente con agua, pero si vemos que no somos capaces de eliminarlas por completo, podemos emplear un poco de vinagre, o si lo preferimos, zumo de zumo de limón, que además dejará un olor agradable.
Manchas de óxido
En primer lugar deberías pasarte por el post óxido y corrosión para conocer y eliminar la fuente del problema antes de tratarlo.
Una vez actuado sobre el poblema, aplicaremos una pasta de bicarbonato sobre la mancha, frotando con un cepillo o paño para que penetre correctamente y pueda realizar una limpieza profunda, lo dejaremos actuar unas horas y posteriormente lo retiramos; en materiales como, piedra, cerámica, o morteros es sencillo limpiarlo de este modo, en cambio si se mancha una pared pintada, es posible que tengamos que repintarla.
Suciedad en fachada
La contaminación, el polvo, la lluvia, son elementos que provocan suciedad en las fachadas, especialmente en las que tienen un acabado rugoso, como pueden ser los monocapas o algunas piedras.
Se suele dar el caso que gran parte de esta suciedad se produce por un lavado diferencial de la fachada, esto es, que cuando llueve se produce una escorrentía (circulación abundante de agua por la fachada) la cual limpia las zonas más expuestas de la fachada, sin embargo, otras zonas como las ventanas, huecos, o rincones, impiden esa limpieza, haciendo que las partículas penetren en los poros del material, formando esas manchas tan características.
Un factor importante es la colocación de vierteaguas y albardillas con goterón, que consiste en una pequeña muesca longitudinal en el caso de las piedras o de una rebaba si son de metal o cerámica, impiendo que las gotas de agua por tensión suerficial lleguen a la fachada produciendo el efecto de succión de la suciedad anteriormente mencionado.
Para su limpieza, al tratarse de suciedad arrastrada por la lluvia, con un limpiador de agua a presión debería ser suficiente. Si alguna zona no queda completamente limpia, se puede realizar complementariamente una limpieza química empleando detergentes líquidos de Ph neutro diluido; en el caso de pintadas, despues de limpiar con agua aplicaremos un disolvente diluido y posteriormente volveremos a aplicar agua, ya que estos productos pueden dañar el recubrimiento de la fachada.
Lesiones de la madera
La madera, elemento presente en estructuras, revestimientos, carpinterías y muebles es susceptible de padecer diversos tipos de patologías. Su uso está muy extendido gracias a su versatilidad, además de ser un material natural y renovable que aporta ventajas térmicas y acústicas, entre otras. Sin embargo, puede presentar diversas lesiones y daños, pudiendo llegar a ser de gravedad en algunos casos. Éstas se pueden deber a fatores bióticos, es decir, por otros seres vivos, o por factores abióticos.
Ataques bióticos |
Mohos y hongos – Pudrición parda o cúbica – Pudrición blanca o fibrosa – Pudrición blanda Insectos – Carcoma – Coleópteros – Termitas |
Ataques abióticos |
Fuego Agentes atmosféricos Agentes físicos Agentes químicos |
Dada la extensión, hemos creído que sería más cómodo dividirlo en dos artículos; en el primero, correspondiente al daño producido por los distintos organismos vivos, llamado “Hongos e insectos xilófagos”, encontrarás toda la información sobre cómo se manifiestan, los síntomas de cada uno de ellos, y los métodos para detener su avance. En el segundo post tratamos de otros tipos de daño que pueden sufrir los elementos de madera, por lo que si estás interesado puedes informarte en “Lesiones abióticas de la madera”.
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Artículos relacionados:
Hongos e insectos xilófagos
En el artículo de lesiones de la madera, veíamos que estas pueden tener dos orígenes: los bióticos, causados por seres vivos que se alimentan de la madera, como hongos e insectos, los cuales vamos a ver detalladamente en este artículo; y los abióticos, los que tratamos de forma extensa en el post “Lesiones abióticas de la madera” cuyo enlace también te dejamos al final de este artículo para que pases a echarle un vistazo si te interesa.
Ataques bióticos |
Mohos y hongos – Pudrición parda o cúbica – Pudrición blanca o fibrosa – Pudrición blanda Insectos – Carcoma – Coleópteros – Termitas |
Ataques abióticos |
Fuego Agentes atmosféricos Agentes físicos Agentes químicos |
Ataques bióticos
Dentro de este grupo, encontramos dos grandes conjuntos de especímenes que pueden atacar a la madera, que son los hongos y los insectos.
Pero antes de ver los distintos seres que atacan a la madera, y cómo diagnosticarlas y tratarlas, es importante hacer una breve mención a la composición de la madera seca, la que empleamos en construcción y decoración, ya que según qué xilófago se encuentre en la madera, éste atacará de una forma y otra; la madera está constituida principalmente por celulosa (un 55%), que posee un tono claro; lignina (un 30%), con un tono bastante más oscuro; y el agua de constitución de las propias fibras de la madera (un 15%, ya que recordemos que estamos hablando de madera seca), la cual es esencial para que se mantenga la cohesión del material. Estas proporciones varían levemente en función del tipo de madera.
Pudrición de la madera por mohos y hongos
Este grupo es el principal responsable de que los elementos de madera se pudran. Su proceso es gradual, y comienza cuando la madera adquiere unas condiciones óptimas para que se establezca el moho, empezando por una humedad superior al 25%. En ese momento las esporas, que están normalmente en el aire, empiezan a desarrollarse, formando hifas, unos filamentos a través de los cuales se alimenta de la madera, y pueden ser visibles en la superficie. Si no se actúa se pueden llegar a formar hongos.
Dentro de las pudriciones encontramos 3 tipos:
Pudrición parda o cúbica
Llamada así por producirse por un tipo de hongo que tiene predilección por la celulosa, dejando como residuo la lignina en forma de polvo de color oscuro; cuando se seca se forman grietas que dan lugar a pequeñas piezas cúbicas de baja consistencia.
Pudrición blanca o fibrosa
En este caso, el hongo que la produce tiene especial predilección por la lignina, aunque también se alimenta de celulosa, dando como resultado un tono blanquecino en la superficie afectada, además de un aspecto fibroso.
Pudrición blanda
Para que se extienda este tipo de hongo es necesaria una gran presencia de humedad; se alimenta de celulosa y da como resultado una madera con aspecto esponjoso.
Tratamiento contra la pudrición y hongos de la madera
Eliminar los problemas causados por hongos puede ser relativamente sencillo; como hemos comentado al principio, para que se puedan desarrollar este tipo de organismos es indispensable que existan unas condiciones de humedad favorables; por ello, el primer paso será reducir la humedad de la madera, para ello se somete a corrientes de aire caliente. Por este motivo, es más fácil tratar este tipo de lesiones en los meses cálidos.
Al mismo tiempo deberemos eliminar la zona afectada si esta ha resultado muy dañada, lo cual resulta sencillo al tratarse de una madera debilitada, por lo que prácticamente no nos costará. En el caso de que la pieza quede muy dañada, deberemos colocarle una prótesis o un refuerzo. También es deberemos limpiar utilizando un trapo humedecido con lejía, para asegurarnos de que no quedan esporas en la madera.
Una vez tengamos la pieza saneada, deberemos aplicarle un producto que evite que los hongos puedan volver a desarrollarse. Nosotros recomendamos lasur, que es un tipo de barniz que penetra en el material, por lo que no altera el color ni el tacto del material; puedes comprarlo en Amazon pulsando aquí.
Insectos xilófagos
Estos pequeños devoradores de madera son muy peligrosos, ya que se atacan el interior de esta, siendo en muchas ocasiones tardía su diagnosis. Principalmente encontramos termitas, coleópteros y carcoma.
Cómo actúan las termitas
Es el xilófago más peligroso ya que no deja marcas visuales en la superficie, por lo que aunque un elemento esté aparentemente en perfectas condiciones su interior puede estar hueco; al tratarse de un insecto fotosensible se mueve únicamente por el interior de la madera, y en caso de necesitar desplazarse por el exterior de ésta, construye pequeños conductos en la superficie, de unos 2mm de diámetro, empleando barro, serrín, y excrementos; emplean el mismo mecanismo para tapar los orificios de entrada que realizan en la madera.
Su aspecto es blanquecino y de pequeño tamaño. Se trata de un insecto que vive en colonia, situándose en la propia madera o en la tierra bajo el edificio o en las inmediaciones, llegando a ubicarse incluso a decenas de metros de nuestra vivienda. Su estructura social está muy marcada, siendo la reina la encargada de poner huevos.
Cómo actúan los coleópteros
Este tipo de insecto tiene 3 fases: la fase larvaria, esta es justamente en la que mayor cantidad de madera consume, formando galerías en el sentido de las fibras de la madera; se halla tanto en elementos estructurales como decorativos y mobiliario, sin afectarle el nivel de humedad. Después, la larva pasa a una fase intermedia llamada pupa, para finalmente llegar a su último estado; en este periodo ya no se alimenta de madera, y su objetivo consiste en reproducirse mediante la puesta huevos, de los que saldrán nuevas larvas que seguirán alimentándose de madera. Una forma de identificar este tipo de xilófago consiste en la percepción de agujeros de salida, con forma circular u oval, en pequeñas cantidades, pero de un tamaño que suele ir entre los 5 y los 10mm. También se puede observar la salida del insecto en su fase adulta.
Cómo actúa la carcoma
Pertenece a la familia de los coleópteros, y son de pequeño tamaño. En las piezas está afectada por carcoma encontramos la presencia de multitud de pequeños orificios de pequeño diámetro, entre 1 y 4mm, en su superficie. Es más común encontrarla en muebles, aunque también puede darse en puertas y estructuras de madera.
Herramientas para la diagnosis y detección de insectos xilófagos
La inspección visual resulta insuficiente al tratarse de seres que, como decíamos en párrafos anteriores, atacan desde el interior, siendo un estado avanzado de la colonización del elemento cuando se comienzan a apreciar orificios exteriores, por ello es necesario el uso de herramientas para verificar la magnitud del daño. Dichos útiles son bastante económicos y fáciles de emplear; principalmente se emplean:
Cámara endoscópica: se introduce por los orificios exteriores para observar el estado interior de la pieza. Tienen un diámetro entre los 6 y 8mm, por lo que resulta práctica con los coleópteros de mayor tamaño.
Detectores sónicos: permiten oír y localizar al insecto mientras mastica la madera. Pudiendo analizar el grado de invasión de un elemento.
Ultrasonidos: esta es la forma más eficaz de estudiar si existen cavernas o huecos en el interior de la madera, así como su extensión y el grado de desgaste interno a lo largo de la pieza.
Controlar el ataque de termitas y coleópteros
En este caso, la metodología será diferente según del tipo de xilófago al que nos enfrentemos:
Tratamiento contra las termitas
Es uno de los casos más complejos de solucionar debido a la dificultad de localizar la colonia. En primer lugar, deberemos secar la madera, ya que la termita necesita que la humedad esté por encima del 20%, para ello someteremos la pieza a corrientes de aire caliente. Es muy importante controlar el nivel de humedad, verificar que no existe otra patología que la pudiera estar provocando.
Dada la dificultad para actuar en estos casos, lo recomendable suele ser contar con la ayuda de una empresa especializada.
Tratamiento contra la carcoma y otros coleópteros
El modo más sencillo de acabar con los xilófagos larvarios como la carcoma, si el elemento continua en condiciones aceptable de estabilidad e integridad, es mediante la inyección por los orificios la aplicación de un protector insecticida (puedes comprarlo en Amazon pulsando aquí). También aplicaremos una capa protectora mediante pulverizado o pintado del exterior de la pieza, sellando los agujeros, y así impedir tanto la entrada de oxígeno como el acceso y salida del insecto en su fase adulta.
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